El origen del vídeo corporativo

La imagen que lo cambió todo: el origen del Vídeo Corporativo

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Cómo una fábrica en Lyon cambió la historia del marketing

Todo comenzó con una puerta que se abría. No era la entrada a un gran teatro ni el umbral de un estudio de cine, sino el portón de una fábrica en Lyon. Era 1895, y los hermanos Lumière, sin saberlo, estaban capturando el primer vídeo corporativo de la historia. La imagen en movimiento revelaba la esencia de una empresa: obreros que salían tras una jornada de trabajo, la maquinaria de la revolución industrial en plena marcha, el testimonio visual de un tiempo que cambiaba para siempre.

No había efectos especiales ni artificios, solo realidad. Pero aquel instante marcó el inicio de algo inmenso. Era la prueba de que la imagen no solo documentaba, sino que transmitía, influía y, en definitiva, vendía. A partir de entonces, las empresas comprendieron que no bastaba con existir: debían mostrarse, debían contar su historia.


Henry Ford muestra uno de sus coches

Henry Ford, en las primeras décadas del siglo XX, utilizó el cine para mostrar la eficiencia de sus cadenas de producción, atrayendo no solo clientes, sino también inversores y empleados.

Coca-Cola descubrió que la imagen podía despertar emociones y asoció su marca con la felicidad y la amistad a través de anuncios, primero en el cine y más tarde en la televisión, memorables.

Con las apariciones de automóviles de General Motors en incontables filmes, no se pretendía únicamente vender coches, sino sobre todo, un estilo de vida. Más adelante, ya en los años 70, IBM abrió una ventana al futuro educando sobre la revolución tecnológica que se avecinaba.

Y entonces llegó la revolución digital. Con la irrupción de Internet y plataformas como YouTube, la narración audiovisual ha dejado de ser exclusiva de los grandes gigantes comerciales para convertirse en una herramienta al alcance de todas las empresas. Ya no hace falta una gran producción para contar una historia; hoy cualquier empresa puede, con un simple clic, llegar a millones de personas. Las redes sociales amplifican los mensajes: TikTok, Instagram y LinkedIn han demostrado que el vídeo es la clave para captar atención y convertir audiencias en clientes.

IBM Videos

Pero la historia no se detiene aquí. Nos adentramos en una nueva era donde la inteligencia artificial, la realidad aumentada y el vídeo interactivo redefinen cómo las empresas se comunican con el mundo. Ya no se trata solo de mostrar, sino de hacer sentir, de sumergir al espectador en una experiencia que no solo informa, sino que transforma.

Los hermanos Lumière no podían imaginar hasta dónde llegarían con aquella primera escena filmada rudimentariamente. Hoy, la esencia sigue siendo la misma: la fábrica sigue funcionando, las puertas siguen abriéndose y la necesidad de comunicar con imágenes es más imperiosa que nunca.

Porque ver sigue siendo creer. Porque la historia no se cuenta… se muestra.

¿Está tu empresa aprovechando el poder del vídeo?